Un amigo, Rodrigo, ex compañero del colegio de pendex, me invitó a su casa. Un agrado encontrarse con ex compañeros y revivir anécdotas de la vida. Su mujer, una argentina muy simpática, tenía preparado una "tartaleta" o "Kitsch" de queso, jamón y algo raro más metido adentro. Era una preparación extraña, una masa, tipo pascualina, rellena con jamón y queso. La verdad es que no estaba malo, para nada. Nos pusimos a conversar acerca de la cocina, y ella me dijo que lo intentaba, que no le pegaba mucho, pero que inventaba formas, platos, preparaciones y cuanta cosa se le ocurriera. De hecho, cuando llegamos y nos sentamos en el living, nos dice: "les voy a servir algo, pero no sé como está", bueno, una introducción para preocuparse. Me comentaba que lo que le complicaba siempre era la presentación, el término de un plato. No sabía como redondear, tostar, finalizar una preparación. Le dije que debía atreverse y que la cocina era eso, intentarlo, hasta que después de varias cagadas, le achuntas y te queda rico. Ahora, hay que decir, que la "mano" no se compra en la esquina del barrio. Hay muchos chefs que se preparan, que estudian, pero los que nacieron con ese don, tendrán la mitad del camino recorrido. Bueno, la "che" no tenía mala mano, para nada. Estaba rico este experimento. Nos lo comimos todo y lo disfrutamos con una buena botella de vino. Me parece notable la gente que lo intenta y que quiere aprender, yo, soy de esos, aunque si, tengo buena mano. Muy buena experiencia la de esta noche.
Todos los días, algo diferente en la cocina... todos los días hablamos de comida... todos los días, un plato o una sugerencia distinta... Nos comprometemos a que los 365 días del año, habrá algo sabroso de que hablar...