Crítica gastronómica constructivamente deliciosa, apetecible, sabrosa, con cuerpo y aroma. Con un toque de humor y una pizca de realidad. Sazonado con hojas de verdad; ramitas de placer y un puñado de vivencias personales. Este es un Blog para cocinar, probar, sentir, degustar juntos. tú también tienes la receta...

lunes, 13 de septiembre de 2010

PALANCA DE WAGYÚ, NI CHICHA NI LIMONÁ

Semana corta y hay motivos para empezar con esta vaina de las celebraciones. Hicimos un asadito entre amigos. Como siempre, más de alguno se “manda las partes” y, o llega con algo nuevo, choro, u opina de más. Esto de los asados da para mucho. Todos somos buenos parrilleros a la hora de estar al lado de un buen carbón, el tema, es que hay que estar ahí y hacerlo para poder opinar, pero claro, como estamos en Chile, y nos creemos superiores, opinamos y metemos la cuchara a diestra y siniestra. “Sácalo antes”; “ponle más sal”; “dalo vueltas”, “el chancho se come cocido”, etc. Miles de afirmaciones certeras de cómo hacer una buena parrilla. Uno de los comensales, llegó con una palanca de wagyú, que, según dicen, es especial o tiene características diferentes. Este animal, data de hace ene años, de Japón. Estos animales, también llamados Japanese Black, están criados de una manera diferente y poseen una carne, según dicen, distinta y de mejor sabor. La verdad, es que no vi mayor diferencia, al menos en esta palanca, y aunque el tipo se esmeraba en decirnos que estaba buenísima y todos asentábamos con la cabeza, lo cierto es que no note gran cambio. Tiene una pequeña grasa entre la cáscara y la misma carne, y eso, no me gustó mucho. Bueno, la probamos, salimos de la duda, a algunos les encantó, y a mí, me dio exactamente lo mismo. Debe ser el corte. Tal vez un filete sería diferente. Ojo, la foto, ya la había puesto antes, es de una palanca normal, común y silvestre...