Todas las tardes, voy a buscar a mi hija al colegio. Me encantan los carros de dulces y golosinas de los colegios, tienen puras cosas flaites, pero ricas. De ahí vienen mis “chupones”, mis “coni helados”, mis “bowlings” y mis calugones “Pelayo”. Los carros son lo mejor. Busqué, a ver que cosita rica había para un viejo nostálgico como yo. Encontré el turrón de maní blando y blanco, claro. Un fetiche para mi paladar. Lo abrí y mis memorias estudiantiles corrieron rápido. Me imaginaba estando a la salida del colegio, comprando con un par de monedas de $100 robadas a la mamá. El turrón es lo máximo en sí, pero este, flaite y todo, es lo mejor.
Todos los días, algo diferente en la cocina... todos los días hablamos de comida... todos los días, un plato o una sugerencia distinta... Nos comprometemos a que los 365 días del año, habrá algo sabroso de que hablar...
jueves, 9 de septiembre de 2010
TURRÓN... RICO RECUERDO DE ESTUDIANTE
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