Fui al supermercado a hacer algunas comprar. El estante de los quesos es tremendo. No sé cual elegir entre los muchos que hay. De pronto, una señora, me apunta uno. Se trataba de Queso Mantecoso Longaví. ¿Es bueno?, le pregunté. El mejor, me dice. Bueno, lo llevo. En precio, algo parecido al resto, aunque hay que decir, que el precio de los quesos es variable, ya que son por peso, no por pieza. Pero este costaba como dos mil y tanto. La verdad, es que me llevé una sorpresa y me acordé de la señora al momento de probarlo. De un sabor impresionante y de una textura justa. Ni muy mantecoso, ni muy duro. Justo. En cuanto a la sal y el sabor, lo mismo, justo. Realmente una sensación especial comer un buen pedazo de queso bueno. Hay algunos que dicen que son mantecosos, que no tienen sabor a nada y que son duros y firmes como un gauda. No soy especialista en quesos, pero me gustaría serlo, porque realmente comer un buen queso es una experiencia al paladar.
