Lo mejor de los fines de semana, son los almuerzos familiares, grupales, en donde pasan muchas cosas. Unos traen el picoteo, otros el vino, otros un buen postre y otros nada, pero llegan igual. Hoy, tuve almuerzo semi-familiar, porque faltaron algunos comensales, pero estuvo buenísimo. Ostras para empezar, con harto limón y su cuchillo correspondiente para separarlas de la concha. Otro picoteo eran unas empanadas de masa filo, rellenas con ají de gallina, bastante buenas pero un poco secas. Eran de Mozart. También, la Carmen Gloria, llevó un ceviche que estaba de miedo, con pimientos y algunas especies, bien rico. Galletitas, pisco sour medio cabezón y puchos. Todo, en la terraza del depto. de mi madre. El almuerzo estaba notable. Arroz chaufán, al estilo de mi vieja, con huevito, jamón, cebollín y medio tibio. Papas cocidas y salteadas en romero. Ensalada. Filete a la pimienta, que estaba realmente bueno y un lomo de cerdo, que también le quedó increíble. Gozamos como chanchos, nos comimos todo. El postre, una torta de hojarasca con manjar y un flan de coco. Dos delicias. Buen vino, buen café y estamos. Anécdotas, chistes, bromas, discusiones políticas, religiosas, banalidades, y todo lo que puede haber en una comida de familia, de amigos. Me agradan esas instancias. Bien comido, bien conversado. Buena mesa de domingo. Es más, discutimos si es necesario que siempre haya un domingo de familia, si es obligación para no perder la cercanía con estas cosas ricas de la vida. ¿Será así? ¿Ustedes, tuvieron su domingo familiar?
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