Fuimos a almorzar con Melli, mi amiga Maca, quien, de paso, es mi vecina (trabaja en el edificio del lado del mío). Melli, porque estamos de cumple el mismo día (9 de agosto). Bueno, como estamos en Cuidad Empresarial, pensamos en quedarnos por la zona, pero no, decidimos salir de este hoyo. El lugar escogido: De la Ostia. Típico y clásico español para un buen almuerzo de jueves. Ubicado en pleno providencia, específicamente en calle Orrego Luco. Bueno, al llegar, pocas mesas. Muy lleno y nos sentamos en una barra. Al momento de sentarnos, se desocupa una mesa y nos sentamos ahí. Nos tocó una mina como garzona, que estaba algo chata ya por esas horas y tenía un poco de cara de culo. Era guapa, pero una guapa con cara de culo, no va. Pedimos tortilla de papas, lomo vetado, pollo al ajillo, y un plato de jamón serrano. Lo primero en llegar, el jamón y la carne. Ambos, deficientes. El jamón con un color cafesoso extraño, no estaba bueno. La carne, para que hablar, llena de grasa, mal cocinada y fomeque; luego llega el pollo al ajillo, que tenía unos camarones entremezclados. Estaba bastante bueno, caliente y en su punto. Después de ya comernos casi todo, llega el pan, y después de todo esto, llega la tortilla, que estaba algo seca para mi gusto. La garzona, la guapa con cara de culo, nos tiraba los cubiertos y platos a la mesa. Algo le pasaba, porque no estaba del todo tranquila. Parece que en providencia, se está estilando que todos comen en base a un menú y cuando uno pide de la carta, cagan, así de simple. les cambias el esquema. De hecho, lo primero que nos dijeron era que el plato del día, ya no estaba disponible. Bueno, la conversa estuvo buena y pasamos un buen momento, pero no precisamente por la comida. No me gustó. Para nada. Es un local que tiene todo para ser una taberna buena, pero... Me sigo quedando con El Barcelona, por goleada.
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